Crear significado a través de nuestras historias

Cómo la escritura y la conversación nos ayudan a darle más sentido a nuestras vidas.

Dra. Margarita Tarragona

martes 8 de junio de 2021

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Este artículo fue publicado originalmente en inglés para el blog del Wholebeing Institute.

“El yo es una autobiografía en proceso; o, para ser más exactos, es una biografía multifacética hecha entre nosotros y los demás, que constantemente escribimos y editamos”.

Harlene Anderson (1997, p. 216)


Me encanta esta cita de mi querida mentora Harlene Anderson. Me gusta cómo transmite que nuestra identidad no es algo estático, que no es un producto terminado, ni algo que “tenemos”. Nuestra identidad es más bien como una historia que constantemente estamos escribiendo. Además, no la escribimos solos, lo hacemos con otras personas. ¡Y la estamos editando constantemente! Podemos tener versiones diferentes y actualizadas de quiénes somos. Esto me hace sentirme esperanzada, tanto por mí como por mis clientes de terapia y coaching.

Construimos historias cuando conectamos los acontecimientos de nuestra vida a través del tiempo de manera que sean comprensibles para nosotros. Tenemos personajes, comienzos, finales, temas y tramas.  Esta capacidad para entender nuestras experiencias a través de la narración es muy importante, porque nos ayuda a generar sentido en nuestra vida1.  Jerome Bruner2 decía que cuando contamos historias no solo estamos describiendo nuestra experiencia, sino que estas historias también influyen en cómo vivimos las cosas y que, en cierta manera, “nos convertimos” en las historias que creamos para contar nuestra vida. Él proponía que la identidad se construye a través del intercambio de historias sobre nuestra vida y las vidas de los demás. 

La mayor parte del tiempo compartimos historias de manera informal, en nuestras conversaciones cotidianas con nuestros amigos, familiares y colegas. Cuando lo hacemos, casi sin darnos cuenta, vamos enriqueciendo, modificando e integrando nuestras narraciones e influimos sobre las historias de las personas con las que hablamos. Nuestro entusiasmo ante un éxito que alguien nos comparte puede hacer que se vuelva más significativo para esa persona. Una respuesta pasiva de nuestra parte puede contribuir a que minimice sus logros. Si alguien aprecia una de nuestras fortalezas, es posible que la empecemos a ver como una cualidad que antes no habíamos valorado en nosotros mismos.

También podemos tener conversaciones más formales y propositivas en las que compartimos nuestras historias., como en la terapia y el coaching. ¿Saben que la mayoría de los abordajes terapéuticos tienen tasas de éxito, probabilidades de tener un buen resultado, muy similares? Esto es interesante porque las premisas en las que se basan los diferentes modelos terapéuticos son muy distintas: algunos se enfocan en los impulsos inconscientes y las experiencias de la niñez, otros en las distorsiones cognitivas, algunos en promover el desarrollo del potencial humano, mientras que otros se centran en los patrones de interacción de los sistemas familiares. Las investigaciones han encontrado que las distintas terapias tienen ciertas cosas en común: la relación entre el terapeuta y el cliente, la creación de expectativas positivas a través de ofrecer una explicación sobre el problema y cómo funciona el proceso terapéutico, y ayudar al cliente a realizar conductas salugénicas3. Otro elemento que pueden tener en común las diferentes terapias y los procesos de crecimiento personal puede ser que todos ellos son espacios en los que las personas cuentan, recuentan y expanden sus historias personales.

También podemos reescribir nuestras historias en un sentido más literal, poniendo la pluma sobre el papel y escribiendo sobre nuestras experiencias. Hay mucha evidencia de que escribir puede reducir el malestar psicológico y promover el bienestar. Hay más de 150 estudios que demuestran que escribir sobre nuestros pensamientos y sentimientos más profundos entorno a un evento traumático o estresante produce mejorías en la salud física y mental4.

Escribir sobre experiencias positivas también puede contribuir al bienestar. Laura King y sus colegas5 han demostrado que escribir sobre nuestro “mejor yo posible” en el futuro, describir un momento en el que nuestra vida habrá ido muy bien, puede ayudar que tengamos un mayor bienestar subjetivo y una mejor salud. Escribir sobre experiencias sumamente positivas, como los momentos más felices de nuestra vida también lleva a resultados similares6.

Sentir que comprendemos nuestra vida, que nuestra historia es coherente, es uno de los componentes de una vida con sentido7. Cuando compartimos nuestras historias, bien sea en nuestras conversaciones cotidianas con otras personas, a través de la escritura, o en la relación con un profesional como un terapeuta o un coach, tenemos la oportunidad de organizar nuestras experiencias de manera que integren una narrativa llena de significado, y eso a su vez nos ayuda a sentir que nuestra vida vale la pena.


  1. McAdams, D. P. (2001). The psychology of life stories. Review of General Psychology, 5(2), 100–122. 

  2. Bruner, J. (1997). Life as narrative. Social Research, 71(1), 691–711. 

  3. Wampold, B. E. (2015). How important are the common factors in psychotherapy? An update. World Psychiatry14(3), 270-277. 

  4. Boas, A. (2012). The use of meaning making in expressive writing: When meaning is beneficial 

  5. King, L. A. (2001). The health benefits of writing about life goals. Personality & Social Psychology Bulletin, 27(7), 798–807 

  6. Burton, C. M., & King, L. A. (2004). The health benefits of writing about intensely positive experiences. Journal of research in personality38(2), 150-163. 

  7. Martela, F., & Steger, M. F. (2016). The three meanings of meaning in life: Distinguishing coherence, purpose, and significance. The Journal of Positive Psychology11(5), 531-545. 

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Dra. Margarita Tarragona

Margarita Tarragona es psicóloga, especializada en los procesos de transformación personal y relacional, como el coaching, la consultoría y la psicoterapia. Ella integra los hallazgos científicos sobre el bienestar, provenientes de la Psicología Positiva, con formas de trabajar que se basan en la conversación y el diálogo: las prácticas colaborativas, narrativas y centradas en soluciones. Margarita tiene una destacada carrera dentro de la psicología, tanto académica como aplicada.